martes, 31 de marzo de 2009

El cadaver de mi alma


En medio de la equivocación/ Catapultando el ímpetu que motivó a mis pies guiar el camino en torno a las llamas, a su centro, a su apogeo/ Extinguí todo tipo de pruebas y aniquilé con mis propias manos las tijeras que separaron el alma de su cadáver/ Ni una mínima intensión de volver al elíseo que en tiempos de prosperidad decidí pertenecer/ Nada me puede salvar, aquí no hay agua, tierra ni aire, no hay armas, no hay cuerdas con las que atarme a los huesos/ Parece que quiero escapar.

No hay memoria, no sé a quien pertenezco, no hay cabellos que desgreñar de ira, no hay ojos/ No están los míos ni los suyos/ Soy un asesino y no sé por donde hablo.No hay donde esconderse, quiero huir pero, no tengo los intentos…

…le corté los brazos y luego el cuello, lloré sobre su sangre derramada/ Besé su vientre que en comparación con la seda es poco/ Le arranque a mordidas los dedos de los pies, los que en ella eran los más perfectos/ Fui a la cocina…con un tenedor le arrebaté sus ojos…que maravilla/ Mastiqué sus labios creyendo no ser esa la última vez que lo haría…le canté su canción favorita/

No fui yo quien le ocasionó todas las heridas/ Siempre creemos no cometer errores, que solo el de al lado tropieza…/ Yo la quise criticar con acciones……no levantó los párpados por un largo rato…no lo hizo en ninguno.Tomé las tijeras y desarraigué de sus entrañas él alma que poseyó mientras decía que me amaba…/ Respiré cada parte de su cuerpo.

Grité desenfrenada y eufóricamente mientras extraía cada partícula de mi cuerpo, cada órgano, cada pieza engañada…y logré extraviarme/ Arrojé a su propia aventura, luego de exterminar hasta con mis uñas, la tijera malhechora/ Ahora cargo con mis despojos.

No sé donde estoy/ No sé por donde traigo el cadáver de mi alma.Sólo sé que no lo siento, ya no traigo los pies/ Tal vez sea el fin del mundo…no lo sé/ Aquí huele a locura.

El llanto

No cae sobre mis hombros como entonces
Me derriba hasta los pies sepultados
El huracán de pasiones enfermizas.
Todo marchitado.

Días más cortos que un suspiro
Del pasado envenenado y afligido
Esto está en mi tierra santa
Llanto y paños mojados
E inservibles para lluvias
Sin paraguas aun inventados.

No es más que un poco de agua derramada
Sobre las almohadas.
Las luces…apagadas.
Y todo vuélvase entonces noche casi eterna
Encerrada en palabras sin significado
Estando mis pañuelos naufragando
Entre el oleaje tan cansado.

No es extrañar tu roce el que me precipita
A caer aun más por debajo de la soledad
Son tus sonrisas de la nada
Que vuelven a toda marcha a mi memoria
Como algo que palpita
Más y más dentro de mis entrañas…
Te soy franca.